La filosofía de la Verdad

La filosofía de la Verdad – breve introducción

“La Búsqueda del Yo Superior no es otra cosa que la etapa final del largo anhelo de la humanidad de encontrar la felicidad”.

Así lo afirma Paul Brunton en el primer texto del primero de los dieciséis volúmenes que conforman la colección titulada The Notebooks of Paul Brunton. A este le siguen miles de otros textos más, que abordan y explican en detalle prácticamente todos los aspectos de la búsqueda espiritual.

Lo que PB denomina el sendero largo y el sendero breve tiene su fundamento lógico en la doble naturaleza del ser humano —el yo egoico y el Yo Superior—, y en la doble naturaleza del camino hacia la iluminación —desarrollar y perfeccionar el ego, y despertar a la libertad, a la verdad y a la belleza en la consciencia superior—.

PB dice: “El sendero largo consiste en un esfuerzo continuo de la voluntad; el sendero breve, en una concentración continua y amorosa en el Yo Superior”.

El ego ocupa un lugar central en el sendero largo. La tarea consiste en refinarlo, desarrollar nuestro potencial humano, aprender a aquietar los pensamientos y experimentar la consciencia libre de sus contenidos.

La presencia constante del Yo Superior es la base del sendero breve. En este sendero, el buscador es plenamente consciente de la presencia constante del Yo Superior, ya no hay ninguna duda al respecto. Recuerda permanecer en quietud, afirma el Yo Superior como su verdadera identidad y se alinea con la Idea del Mundo.

El Yo Superior “no es un objetivo por alcanzar, sino una afirmación de lo que ya es...”.

Ninguno de los dos senderos debe considerarse de forma aislada. PB logra un equilibrio entre ambos y da por sentado que quien busca el sendero breve ya ha trabajado consigo mismo en el sendero largo, o está dispuesto a hacerlo en paralelo con el sendero breve. De hecho, solo el largo puede considerarse un “sendero” por recorrer, ya que en el breve el Yo Superior está presente desde el principio hasta el final.

Como PB subraya: “... la búsqueda que has iniciado, tus estudios y meditaciones, todo ello ha estado inspirado desde el principio por el Yo Superior y sostenido por Él hasta el final... De hecho, te has embarcado en esta búsqueda como respuesta inconsciente a una inspiración divina. Y esta inspiración es la primera acción de la Gracia”.

Al final, existe solo un camino: el camino de la entrega total al Yo Superior. “El sendero largo conduce al sendero breve, y el sendero breve conduce a la gracia de la presencia ininterrumpida del Yo Superior”.

Aquellos que han madurado lo suficiente como para seguir la inspiración interior son conducidos por el Yo Superior a un cambio de consciencia, hecho posible por la gracia de la entrega y que se vuelve permanente en la Iluminación.




Durante muchos años, el Dr. Paul Brunton —PB, como solía llamarse a sí mismo— viajó por el mundo en busca de maestros y enseñanzas espirituales, y recopiló conocimientos y experiencias en una serie de libros publicados entre 1935 y 1952.

En los últimos 20 años de su vida PB dejó de viajar, y escribió inspiradas reflexiones filosófico-espirituales basadas sobre todo en sus propias experiencias internas. Los más de 34.000 textos breves, independientes, inspirados e inspiradores, que escribió durante esos años se publicaron después de su fallecimiento en 16 volúmenes bajo el título The Notebooks of Paul Brunton. Este trabajo fue realizado entre 1984 y 1988 por miembros del Wisdom's Goldenrod, Center for Philosophic Studies, en EE. UU.

Estos últimos escritos amplían, aclaran y profundizan notablemente los caminos que PB había abierto en sus libros anteriores. Mientras que en sus primeros escritos se produce una profundización gradual de las ideas filosóficas, The Notebooks of Paul Brunton se caracterizan desde el principio por una madura comprensión, y una atmósfera de Verdad presente desde el principio y a lo largo de toda la obra.

Cada texto breve en The Notebooks es una puerta de entrada, una “ventana” a la realidad. Algunos nos inspiran intuitivamente, otros requieren de una reflexión profunda para ser comprendidos. Muchos de ellos pueden utilizarse como temas para la meditación. Dado que la realidad a la que PB dirige nuestra atención se extiende más allá del pensamiento lógico y limitado, los textos suelen servir tanto para liberarnos de ideas erróneas como para informarnos sobre el contenido filosófico.

Después de estar familiarizados con estas ideas en lo más íntimo de nuestro ser, empieza a aparecer una visión del mundo completamente nueva, una “filosofía de la Verdad”. Esta filosofía aporta totalidad y equilibrio. Ofrece una comprensión profunda del mundo y una exploración exhaustiva de las realidades tanto externas como internas. Explica el significado de la experiencia humana, otorga el poder de atravesar las apariencias y descubrir lo que es genuinamente real.

La filosofía de la Verdad tiene como objetivo el despertar a un estado superior de consciencia, la iluminación.


Más información en The Notebooks of Paul Brunton, volumen 1. Este volumen es un estudio de las 28 categorías principales de The Notebooks, y abarca todos los aspectos concebibles de la búsqueda espiritual.



El ego y el Yo Superior

¿Qué es el ego? El ego es el yo que creemos que somos, la persona con la que nos identificamos. En realidad, el ego es un conjunto de pensamientos, sentimientos, imágenes, recuerdos, hábitos conscientes e inconscientes, incluyendo experiencias físicas, emocionales y mentales, que están iluminados por la consciencia.

Cuando el ego se percibe a sí mismo como la persona real, surge lo que PB denomina egoísmo. El egoísmo es el pensamiento fuertemente arraigado de que el yo personal es el ser real, y como consecuencia, el yo egoico se separa del Yo Superior. Esta identidad errónea no es solo un problema de pensamiento, sino un hábito mental profundamente arraigado en el plano emocional.

Los pensamientos y acciones que se repiten con frecuencia se convierten con el tiempo en tendencias a pensar y actuar según ciertos patrones. A su vez, estas tendencias se profundizan y se consolidan en hábitos, y son los hábitos los que sientan las bases de nuestra experiencia de vida en el mundo. Con el tiempo, los hábitos y los residuos emocionales de la actividad del ego se vuelven muy fuertes. Estas energías del hábito están más allá de nuestra voluntad, de nuestro pensamiento y de nuestras emociones conscientes.

PB dice: “Intelectualmente podemos corregir este error de pensamiento, pero aún tenemos que lidiar con el hábito. Este está tan arraigado que solo un gran esfuerzo puede alterarlo con éxito. Por lo tanto, requiere un esfuerzo profundo por parte del individuo, quien debe invocar el poder de la gracia para romper el hábito. Este esfuerzo se denomina Búsqueda espiritual."

El ego toma prestada su existencia de una fuente más profunda, a la que PB denomina Yo Superior. El Yo Superior es la fuente de la consciencia, de la vida y de la individualidad del ego, y mantiene la continuidad de la experiencia esencial del ego de una vida a otra.

PB dice que no podemos comprender ni describir totalmente el Yo Superior tal y como es en su propia naturaleza: infinito e inefable. Pero podemos describir su presencia y sus efectos. El Yo Superior es nuestro punto de contacto con la realidad. El Yo Superior es consciencia y vida. Es verdad, belleza y bondad. Nunca nació y nunca morirá. El Yo Superior ha manifestado el ego como un centro para experimentar el universo.

El Yo Superior es el ser interno o verdadero yo del ser humano, una emanación de la realidad suprema; es como un rayo de sol, pero no el sol mismo. Es nuestra inmutable naturaleza divina, pero también la base del camino de evolución humana.

La característica más importante del Yo Superior es su inmediata presencia. El Yo Superior ya está y estará siempre presente, en y detrás de todos nuestros estados de consciencia. Todo lo que necesitamos es tomar consciencia de ello. Pero incluso esto no es del todo correcto: el Yo Superior es consciencia, y nosotros somos eso. No podemos conocer al Yo Superior como un objeto ni a través del pensamiento. Solo podemos conocerlo siendo Él.

La palabra que PB utiliza para referirse a la experiencia inmediata, pero no permanente, de nosotros mismos como Yo Superior es “vislumbre”. PB dice que “un vislumbre puede compararse con un momento de vigilia en una larga existencia de sueño”.


Para más información sobre el tema, consultar The Notebooks of Paul Brunton, en especial en los volúmenes seis (6) y catorce (14).



El mundo y la Mente del Mundo

Hemos visto que hay una realidad interior detrás del ego personal, una consciencia superior universal, a la que PB llama Yo Superior. ¿Cuál es entonces la realidad detrás del mundo?

El mentalismo es un término que PB utiliza para explicar que el mundo es un vasto pensamiento en la consciencia o mente universal, no una cosa material. Casi todas las personas creen que el mundo está ahí fuera y que la consciencia está aquí dentro, y que el mundo de alguna manera entra en la consciencia para ser conocido. El mentalismo señala que el mundo no existe independientemente de quien lo observa y, por lo tanto, que el mundo tiene su existencia como una apariencia en la consciencia. Compáralo con tus sueños. El mundo onírico y el personaje del sueño están en la consciencia del soñador.

El mentalismo no solo explica que el mundo es un pensamiento en la consciencia universal, sino que también dirige nuestra atención hacia el indescriptible poder creativo y la profunda presencia que hay en esta consciencia.

Tú, que estás leyendo estas líneas en este momento, puedes afirmar con absoluta certeza que eres consciente de las palabras, de tu cuerpo y del lugar en el que te encuentras. Pero no puedes sacar la consciencia y observarla de la misma manera que observas las palabras, el cuerpo y la habitación. La consciencia que experimenta el mundo no puede ser experimentada de la misma manera que el mundo que experimenta. Este es el misterio de la consciencia. La realidad más cercana a nuestras experiencias, la consciencia misma, se pasa por alto, mientras que toda la atención se centra en su contenido en constante cambio.

Podemos estudiar el cerebro (como objeto) todo lo que queramos, pero eso no nos da ninguna comprensión del principio inmaterial con cuya ayuda experimentamos el cerebro. La consciencia que experimenta no puede convertirse en un objeto. La consciencia es lo que manifiesta el mundo y lo conoce.

A esto se añade que la consciencia, la realidad más profunda detrás de la persona y del mundo y con cuya ayuda conocemos el mundo, no está limitada a ningún lugar ni individuo en particular. Es universal e infinita.

El nombre que PB le da a la inteligencia creadora que manifiesta el mundo es: “Consciencia del Mundo” o “Mente del Mundo”. PB dice: “La meditación creativa que hace que se manifieste el mundo tiene lugar en la Mente del Mundo. En la medida en que los seres humanos experimentamos el mundo, participamos inconscientemente en esta manifestación. Nuestro mundo es creado por el pensamiento y nosotros somos seres creados por el pensamiento”. Podemos decir, simplemente, que la Mente del Mundo “piensa” el mundo. De este modo, este se manifiesta.

La idea que la Mente del Mundo tiene del universo se denomina Idea del Mundo. La Idea del Mundo es universal y eterna. La Mente del Mundo piensa sus ideas eternas y las manifiesta como el universo.

Cada uno de nosotros participa en la Idea del Mundo y la piensa en paralelo con la Mente del Mundo. PB dice: “... La Mente del Mundo está oculta en lo más profundo de nuestras consciencias individuales. La Idea del Mundo es la fuente de todo nuestro conocimiento. Todo aquel que busque de la manera correcta encontrará la sagrada quietud en su consciencia y la sagrada actividad en el mundo exterior”.

La naturaleza de la consciencia universal es inconcebible, vacía y espontánea, inmutable y unitaria. Cuando está activa y manifiesta el mundo, hablamos de la Mente del Mundo. Cuando está presente y activa en y a través de los centros individuales que experimentan el mundo, hablamos del Yo Superior.


Para más información sobre el tema, consultar The Notebooks of Paul Brunton, especialmente en el volumen trece (13).



El doble propósito de la existencia humana

La existencia humana tiene un doble propósito: desarrollar nuestra naturaleza humana y despertar a nuestra naturaleza divina.

Estamos aquí en este mundo para aprender y madurar hasta convertirnos en seres humanos completos. En este proceso evolutivo, el ego es llevado a entrar en armonía con la Idea del Mundo, al tiempo que expresa su propia personalidad única e individual. Cada una de las capacidades del ego debe utilizarse plenamente.

Al mismo tiempo, la tarea es recordar que el Yo Superior es nuestra verdadera identidad, que el Yo Superior le ha dado al ego su vida y su consciencia. El Yo Superior es lo que realmente somos, pero muchas personas no son conscientes de ello o no se atreven a creerlo. La percepción errónea de que el ego es nuestra verdadera identidad es la causa de todos nuestros sufrimientos.

Paralelamente a nuestro desarrollo humano, y con base en nuestra madurez humana, somos llevados a acercarnos cada vez más a nuestro propósito más profundo: reconocer nuestra verdadera naturaleza y dejar de identificarnos con el ego para identificarnos con el Yo Superior. Es la gracia del Yo Superior la que hace que esto sea posible.


Lee más sobre el doble propósito de la existencia humana en The Notebooks of Paul Brunton, especialmente en el volumen 16.



El Sendero Largo y el Sendero Breve

“La Búsqueda del Yo Superior no es otra cosa que la etapa final del largo anhelo de la humanidad de encontrar la felicidad”.

Así lo afirma Paul Brunton en el primer texto del primero de los dieciséis volúmenes que conforman la colección titulada The Notebooks of Paul Brunton. A este le siguen miles de otros textos más, que abordan y explican en detalle prácticamente todos los aspectos de la búsqueda espiritual.

Lo que PB denomina el sendero largo y el sendero breve tiene su fundamento lógico en la doble naturaleza del ser humano —el yo egoico y el Yo Superior—, y en la doble naturaleza del camino hacia la iluminación —desarrollar y perfeccionar el ego, y despertar a la libertad, a la verdad y a la belleza en la consciencia superior—.

PB dice: “El sendero largo consiste en un esfuerzo continuo de la voluntad; el sendero breve, en una concentración continua y amorosa en el Yo Superior”.

El ego ocupa un lugar central en el sendero largo. La tarea consiste en refinarlo, desarrollar nuestro potencial humano, aprender a aquietar los pensamientos y experimentar la consciencia libre de sus contenidos.

La presencia constante del Yo Superior es la base del sendero breve. En este sendero, el buscador es plenamente consciente de la presencia constante del Yo Superior, ya no hay ninguna duda al respecto. Recuerda permanecer en quietud, afirma el Yo Superior como su verdadera identidad y se alinea con la Idea del Mundo.

El Yo Superior “no es un objetivo por alcanzar, sino una afirmación de lo que ya es...”.

Ninguno de los dos senderos debe considerarse de forma aislada. PB logra un equilibrio entre ambos y da por sentado que quien busca el sendero breve ya ha trabajado consigo mismo en el sendero largo, o está dispuesto a hacerlo en paralelo con el sendero breve. De hecho, solo el largo puede considerarse un “sendero” por recorrer, ya que en el breve el Yo Superior está presente desde el principio hasta el final.

Como PB subraya: “... la búsqueda que has iniciado, tus estudios y meditaciones, todo ello ha estado inspirado desde el principio por el Yo Superior y sostenido por Él hasta el final... De hecho, te has embarcado en esta búsqueda como respuesta inconsciente a una inspiración divina. Y esta inspiración es la primera acción de la Gracia”.

Al final, existe solo un camino: el camino de la entrega total al Yo Superior. “El sendero largo conduce al sendero breve, y el sendero breve conduce a la gracia de la presencia ininterrumpida del Yo Superior”.

Aquellos que han madurado lo suficiente como para seguir la inspiración interior son conducidos por el Yo Superior a un cambio de consciencia, hecho posible por la gracia de la entrega y que se vuelve permanente en la Iluminación.


El Sendero Largo

En el Sendero Largo trabajamos con el ego:


  • para purificar, refinar y perfeccionar su carácter y sus emociones,
  • para aprender a concentrarnos y a meditar,
  • para aumentar nuestra comprensión y conocimiento,
  • para eliminar los obstáculos que se interponen en el camino hacia la iluminación.

El Sendero Largo requiere un esfuerzo constante y lleva mucho tiempo. Es una preparación para el Sendero Breve que conduce a la iluminación, el objetivo de la existencia humana.


El Sendero Breve

El fundamento del Sendero Breve es que el Yo Superior está siempre presente. Estamos en el Yo Superior ahora tanto como lo estaremos siempre —SOMOS ESO. Todo lo que necesitamos es tomar consciencia de ello.

El Sendero Breve es esencialmente una actitud interna. Las prácticas del Sendero Breve son de una naturaleza diferente de la del Sendero Largo, y no tienen nada que ver con el ego personal. Este es el Sendero de la Gracia.


En el Sendero Breve:

  • recordamos constantemente al Yo Superior —su naturaleza y sus atributos, sus señales y signos de que está presente en el ahora y en la eternidad,
  • estamos en quietud y recordamos lo que somos,
  • nos sentimos seguros en el simple hecho de que el Yo Superior existe,
  • aceptamos y sentimos gratitud por lo que nos da la vida,
  • dejamos de identificarnos con el ego para identificarnos con el Yo Superior,
  • le damos nuestro amor al Yo Superior,
  • buscamos la verdad,
  • confiamos con alegría en el Yo Superior en todas las situaciones de la vida,
  • la meditación se convierte en contemplación,
  • nos mantenemos como testigos observadores de la vida, incluida la nuestra propia,
  • ignoramos y descartamos todas las ideas y sentimientos negativos tan pronto como aparecen.

En resumen, el Sendero Breve es la rendición ante el Yo Superior a través de la fe, el amor, la humildad y la remembranza.


Para más información sobre el Sendero Largo y el Sendero Breve, consultar The Notebooks of Paul Brunton, especialmente el volumen 15.

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